1 El encuentro
Quién es aquella que viene del desierto como columna de humo, perfumada con mirra, incienso y todo polvo de mercader?
Mirad! Es la litera de Salomón. Sesenta valientes la rodean, de los más fuertes de Israel.
Todos ellos cińen espadas y son diestros en la guerra. Cada uno lleva espada al cinto por causa de los temores de la noche.
El rey Salomón se hizo una carroza de madera del Líbano.
Sus columnas eran de plata, su respaldo de oro, su asiento de púrpura; y su interior fue decorado con amor por las hijas de Jerusalén.
Salid, oh hijas de Sion, y ved al rey Salomón con la diadema con que le cińó su madre en el Día de sus bodas, el Día en que se regocijó su corazón
2 El florecimiento del amor
4/16
Levántate, oh Aquilón! Ven, oh Austro! Soplad en mi Jardín, y despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto y coma de su exquisito fruto.
2/10,11,12,13,14
"Levántate, oh amada Mía! Oh hermosa Mía, sal!
Ya ha pasado el invierno, la Estación de la lluvia se ha ido.
Han brotado las flores en la tierra. El tiempo de la Canción ha llegado, y de nuevo se escucha la Tórtola en nuestra tierra.
La higuera ha echado higos, y despiden fragancia las vides en flor. Levántate, oh amada Mía! Oh hermosa mía, ven!"
Palomita mía, que te escondes en las hendijas de la peńa y en los sitios secretos de las terrazas: Déjame ver tu figura; hazme oír tu voz. Porque dulce es tu voz y preciosa tu figura.
5/1
He venido a mi huerto, oh hermana y novia mía. He recogido mi mirra y mi perfume. He comido mi panal y mi miel; he bebido mi vino y mi leche. Comed, oh amigos! Bebed, oh amados! Bebed y embriagaos!
3 La separación (El alejamiento)
2/15
Atrapadnos las zorras, las zorras pequeńas, que echan a perder las vińas, pues nuestras vińas están en flor.
4 El reencuentro
2/16-17
Mi amado es mío, y yo soy suya! El apacienta entre los lirios
hasta que raye el alba, y huyan las sombras. Vuelve, oh amado mío! Sé semejante al venado o al cervatillo sobre los montes de las especias.
3/1-4
De noche, sobre mi cama, buscaba al que ama mi alma. Lo busqué, pero no lo hallé.
Pensé: "Me levantaré e iré por la ciudad, por las calles y las plazas, buscando al que ama mi alma." Lo busqué, pero no lo hallé.
Me encontré con los guardias que rondan la ciudad, y les pregunté: "Habéis visto al que ama mi alma?"
Tan pronto como pasé de allí, hallé al que ama mi alma. Me prendí de él y no lo solté, hasta que lo traje a la casa de mi madre, a la habitación de la que me concibió.
8/5
Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre su amado?
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